Rosario Quiroga de Urquieta, es una escritora con esencia capinoteña. Desde hace más de 40 años tiene estrecha ligazón con el pueblo. Allí trabajó en sus primeros años de profesora de literatura y se casó con un médico capinoteño. Allí tiene su segunda casa y un pequeño terreno donde se solaza, se dedica a la jardinería y al trabajo comunitario. Charo Quiroga ya es una escritora con amplia trayectoria. Cuenta con varias obras escritas. El día 24 de agosto presentó, en la biblioteca del Centro Simón I. Patiño, tres de ellas: “Las sirenas de Ulises”; “Del tiempo de la abuela Candelaria”; y la segunda edición de su novela “Amaru Mara”.
Nos interesó ésta última como tema de comentario, para lo cuál nada mejor que transcribir lo expresado por la Ensayista y Gramaticóloga, Rosario del Carmen Mostajo, de la Unión Nacional de Poetas y Escritores de Cochabamba, quien en el momento de presentar la obra expresó lo siguiente: “La acogida de la primera edición ha sido el aliciente para que la autora se lance a la segunda. La trama da para hacerlo porque AMARU MARA es una obra extraída de la aguda observación del entorno y materializada por medio de una hábil narrativa.
Algunos consideran a la novela corta un género menor, mas ello no significa que la brevedad novelesca deje de ser crítica y reflexiva, con mayor razón si la que ahora se presenta, desnuda ciertos pruritos nacidos al calor del ignorante prejuicio, así como las experiencias juveniles diseñadoras del andamiaje que habrá de consolidar la madurez.
AMARU MARA posee los recursos narrativos esenciales que hacen de ella una obra fácil y digerible, pero no pronosticable en su desenlace. Con cuánta razón Julio Cortázar sostenía que la novela corta es un “género a caballo entre el cuento y la novela”.
Cabe recordar que en la novela los relatos en muchos casos contienen extenuantes digresiones, la estructura de los personajes merece exhaustivos análisis descriptivos, exegéticos y justificativos. En cambio, la novela corta, sin ser contradictoria a la primera, se caracteriza por la cortedad de su extensión, mucha flexibilidad y la reducción del desarrollo material de la historia en una suerte de síntesis; extremo que obliga al lector a concentrarse en cada línea, merced a que resulta sustancial e ineludible para la total comprensión de la historia.
Son justamente las limitaciones espaciales que hacen de la novela corta un género exigente y complejo en que la condensación desempeña un papel primordial, sin afectar la continuidad de su avance para que no se torne confuso o quede trunco. Eso acontece en esta novela, relatada en primera persona, que comienza in medias extremas res o principio abrupto, denominado así porque se inicia la acción cuando ella ya está en progreso evolución sin previa presentación de los personajes.
Otra característica es la alteración del decurso temporalización anacrónica que se representa en retrospectiva o analepsis, sin olvidar apariciones episódicas de los personajes que, por medio de aquélla, completan la historia.