Foto de Patiño con su firma. Aparece en varios documentos que relatan su vida
Muchas biografías se han escrito sobre Simón I. Patiño, en su época uno de los hombres más ricos del mundo. La mayor parte de ellas describen rápidamente su nacimiento y su primera infancia. Se sabe únicamente que nació en Caraza y que migró a la ciudad a los ocho años. Unas biografías dan la fecha de 1860 y otras la de 1862 como la fecha de su nacimiento. Sobre sus padres tampoco se tiene mucha información. Unas biografías tratan de mostrarlo como de origen vasco, por el apellido Iturri y, otras, tratan de enfatizar en su mestizaje, por el lado del apellido Patiño, de la madre. Lo cierto es que en materia de apellidos, por su propia elección parece haber preferido el apellido de Patiño, al que lo hizo universal y sinónimo de riqueza. Su apellido vasco lo simplificó hasta el anonimato, mediante el uso de la letra I en forma abreviada.
Sobre su pueblo natal tampoco se ha dicho mucho. Se menciona Caraza de pasada y, a veces, se lo obvia y sólo se menciona Santivañez.
Pensando en los personajes capinoteños que han ejercido alguna influencia en la sociedad, llegamos a la conclusión de que Simón I. Patiño es, probablemente, el capinoteño que mayor influencia a ejercido en el país y en el mundo, razón por la que transcribimos su biografía, no sin antes, hacer una descripción del entorno en el que nació y en el que tuvo sus primeras experiencias sociales y sus más grandes influencias telúricas, las que todo humano recibe en sus primero años de vida.
Como todo capinoteño, Patiño era sobre todo un cochabambino. Dicen que siempre quiso volver a Cochabamba, a vivir sus últimos años. Cochabamba, durante la colonia, estuvo bajo la jurisdicción de la Real Audiencia de Charcas, perteneciente al Virreinato de Lima hasta 1776, año en que pasó a formar parte del Virreinato de Buenos Aires, como parte de la Intendencia de Santa Cruz de la Sierra. La Cédula Real del 5 de Agosto de 1783, trasladó la capital de la Intendencia de Santa Cruz a Cochabamba, asignándole un gran territorio, que abarcaba los partidos de Cliza, Mizque, Valle Grande, Santa Cruz, Sacaba, Arque, Tapacarí, Ayopaya y la región de Moxos.
El Partido de Arque estaba dividido en cuatro curatos o doctrinas: Arque, Colcha, Capinota y Caraza.
El mejor relato sobre lo que era el Partido de Arque y el Curato de Caraza lo encontramos en la “Descripción geográfica y estadística de la provincia de Santa Cruz de la Sierra”, del que fue su Gobernador – Intendente, Don Francisco de Viedma (1737-1809), impreso en Buenos Aires en 1836. Nótese que en su relato Viedma escribe Carasa o Caraza, indistintamente.
El Partido de Arque era grande. Lindaba por el N con el de Tapacarí y la jurisdicción del distrito de la capital del gobierno: por el S con el gobierno e intendencia de Potosí: por el E con el partido de Clisa: por el O con el gobierno de Charcas. Corre por este partido –decía Viedma- el río de Arque, que tiene algunos pozos o remansos, principalmente en la confluencia con el de Tapacarí o Ucuchi, y a este último se le une, más arriba de Poquera, el de Caraza, que se compone de las aguadas y vertientes del valle de este nombre, y en ellos hay pescados bastante sabrosos; como bagres, sábalos, dorados, zurubís y otros, y lo mismo en el de Cayne o Río Grande, que se forma de la unión de los dos ríos de Arque y Ucuchi, y le baña hasta dar con la provincia de Chayanta.
El Partido de Arque “comprende el valle de Caraza, que es el menor de todos los de Cochabamba; lo demás es un tejido de cerros bastante elevados que forman dicho valle, y las quebradas por donde corren los ríos expresados y otros de poca consideración. En dichos cerros hay muchas minas y vetas de plata, plomo y estaño; pero ninguna corriente y con formalidad de trabajo, de que se hará mérito en su lugar”.
En el Partido de Arque “el temperamento es algo más cálido que el de Cochabamba, particularmente el del pueblo de Capinota, que es sumamente ardiente, y en el río, Ucuchi hay mucha terciana: los demás parajes son sanos, y las enfermedades más frecuentes que en la capital”.
Cuando escribe sobre el Curato de Caraza, dice: “El pueblo de Caraza está situado casi en el medio del valle de este nombre, cinco leguas de la capital, y cuatro del antecedente, al pie de una barranca bien profunda, por la que corre el río de Caraza, cuya agua es escasa, turbia y salitrosa. Lo dócil de aquel terreno va causando con las lluvias y avenidas unos derrumbes en la misma orilla del pueblo, que debe temerse su ruina, si no se ocurre con tiempo a repararle; lo que es muy difícil por lo costoso, y desidia de sus vecinos. El agua que beben la traen de unos manantiales que hay un cuarto de legua de distancia; es buena”.
“El temperamento es seco, y ardiente; su principal subsistencia consiste en la agricultura, por la buena calidad de sus terrenos; bien que los indios comercian mucho con el carbón y leña, del que proveen la capital”.
“Las casas de este pueblo son pocas, pero están con algún orden: a excepción de la del cura, que es de dos altos y puede competir con las mejores de la capital, son unos ranchos como en los demás pueblos referidos; la plaza es grande, en uno de sus ángulos está la iglesia, que es muy capaz y aseada; su construcción de adobe y teja”.
“A distancia de media milla de este pueblo hay una hacienda y casería perteneciente al convento de San Agustín de Cochabamba; que es una pequeña población. Tiene un anexo, llamado Marcavi”.
“El curato se compone de 346 españoles, 1.529 mestizos, 278 mulatos, 2.971 indios y 3 negros, cuyo total es de 5.127 almas”.
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