Como sucede en todas las fiestas del Primero de Octubre, la Alcaldía colocó con bombos y gran letrero, dos basureros en dos esquinas de la Plaza del pueblo, que es la que normalmente se hace acreedora de casi todas las obras, porque son visibles y todo el mundo puede testificar de que algo se hizo al momento de visitar la plaza. Estos basureros están remplazando a otros colocados anteriormente por la Cooperativa de Agua, que no sabemos por qué razón y con qué permiso hizo esa donación, que a todas luces no le corresponde hacer y se constituye en una malversación de fondos.
Ahora la Alcaldía fue la que colocó los basureros, los que se caracterizan por tener un letrero tan o más grande que los basureros mismos y donde resalta el nombre del Alcalde. Consisten en tres recipientes pendulares que parecieran destinados a reciclar la basura, aunque en la práctica la población no obedece los letreros ni el destino de cada basurero, que, por lo demás, están mal planificados. Uno dice que recibe los desechos BIODEGRADABLES, sin explicar cuáles son estos. El otro está destinado a los desechos RECICLABLES, sin explicar tampoco cuáles son. Y el tercero dice simplemente DESECHOS. ¿Cuáles son estos? ¿EL resto de la basura no clasificable en los dos primeros grupos? Los usuarios tienen que adivinar a qué desechos se refieren.
A modo de ejemplo, en Vinto hemos visto basureros similares que dividen los desechos en ORGANICOS, para restos de comidas, cáscaras, residuos de frutas y vegetales; RECICLABLES, para botellas, envases de plástico, papeles, cartones, y latas. Finalmente, los NO APROVECHABLES, para los pañales, toallas higiénicas, envases desechables y envolturas. Con menos letras, nos parece un sistema más claro y educativo en su contenido, que podría haberse copiado.
Por esto mismo y como la población no tiene la más mínima idea de lo que es el reciclaje de basuras, bota por igual sus desechos en cualquiera de los tres recipientes, produciendo una mezcla homogénea de sus basuras que, en las noches, la mezcla se consuma por el accionar de los perros callejeros, que vienen a volcarlos en el piso y a hociquear su contenido por todo el alrededor, produciendo más suciedad en el lugar y más trabajo a los encargados del recojo, quienes tampoco entienden nada del reciclado.
La paradoja es que esta buena intención termina en el carro de la basura, donde nuevamente se mezclan todos los desechos, mismos que van a parar en un botadero improvisado a la orillas de algún rio o en medio de una quebrada, convirtiendo toda esta parafernalia en una fanfarria de mal gusto o en un teatro de un solo acto, donde la basura termina imponiéndose a las autoridades y su mala política de saneamiento.
De este modo, la basura continúa creciendo y convirtiéndose en uno de los problemas más álgidos y prioritarios del pueblo, que más temprano que tarde deberá ser encarado de manera integral, con criterio técnico y no propagandístico.