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Carlos H. Rocabado incursiona en literatura infantil

El economista y escritor Carlos H. Rocabado, quien normalmente se dedica al análisis de la economía y la descentralización, ha incursionado en la literatura infantil con un pequeño cuento que ha merecido elogiosos comentarios después de su presentación. Transcribimos los conceptos vertidos por Mariana Ruiz en la Revista Cultural 88 grados, en su edición de noviembre de 2013:

Arturo es un marciano
Por Mariana Ruiz

Carlos Rocabado se ha atrevido a hacer algo muy valiente: se lanzó a escribir literatura dirigida a niños y jóvenes, y no solo le ha salido bien, sino que no ha perecido en el intento.

No es cosa fácil escribir algo que “interese”, “intrigue”, “dé curiosidad” y un largo etcétera de características que, según los especialistas literarios, debe poseer un texto ficcional para el público que aún “no tiene criterio formado”. Y eso es precisamente lo que Carlos ha logrado con esta historia sobre marcianos, casas seguras, gatos cómplices y lentes psicodélicos, acompañada de un plus excepcional: las ilustraciones de Óscar Zalles.

Así, pluma y pincel se combinan para dar vida a Juancho, un niño travieso, reilón y amante de los videojuegos, quien con su amigo Diego hacen todas las travesuras posibles. Pero hay un problema: Juancho no presta atención en clases… ¡es que necesita lentes! Una vez solucionado esto, descubrirá que los lentes generan, además, efectos inesperados, como el terrible descubrimiento de la verdadera identidad del niño nuevo: Arturo. Solo Juancho puede ver que él, en realidad, es un marciano disfrazado. ¿Qué hará Juancho para comprobarlo? ¿Se atreverá a ir a la casa del sospechoso? ¿Encontrará un gato aliado con el enemigo?

No daré respuesta a esas preguntas, pero sí las gracias al autor de este libro, especialmente porque en su narración describe la maravillosa experiencia de usar lentes. Solo quienes los usamos –¿cuántos somos?– sabemos lo complicado que es adaptarse a una nueva montura, una nueva medida, y los conflictos que ocasiona esta circunstancia.

La perspicacia al momento de reflejar lo que siente un “cuatrojos” primerizo es otro punto a favor de esta novela, en la que, pese a su corta extensión, Carlos Rocabado logra combinar muy bien la magia de la amistad, el peligro extraterrestre y el sentido del humor, introduciéndonos en una gran aventura.

Presentada recientemente por la editorial La Hoguera en la Feria Internacional del libro de La Paz, bajo el sello Pura letra, Arturo es un marciano confirma el saludable estado de la denominada “literatura infantil” escrita en Bolivia, a cuya lista de autores se incorpora, con un debut auspicioso, Carlos Rocabado Mejía.

Fuente: https://www.88grados.net/2013/11/arturo-es-un-marciano/

El libro se puede adquirir en librerías o por Ebay o Amazom.com, en las siguientes direcciones:

http://www.ebay.com/itm/Arturo-es-un-Marciano-Carlos-Rocabado-Literatura-Bolivia-/251415206630?pt=US_Childrens_Books&hash=item3a89839ae6

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Capinoteño relata su paso por el correo nacional

Mario Rosales

Mario Rosales Rocabado muestra el libro en el que sintetiza su historia personal ligada a los correos de Bolivia

Un día salió del pueblo con su humilde valija, consistente en un bolso deportivo en el que no olvidó poner sus cachos de futbolista. Estaba decidido a triunfar o morir en el intento. Al poco tiempo comenzó a trabajar como cartero en Cochabamba y llegó a ser el Director General de los Correos de Bolivia. En ese momento cumplió sus sueños y la promesa que hizo a su madre al dejar Capinota.

No fue fácil la vida para Mario Rosales Rocabado, quien sólo tenía su inteligencia y una voluntad férrea para avanzar hacia el logro de sus objetivos. Desde el momento en que comenzó a trabajar se enamoró de su trabajo y de la empresa de correos, a la que dedicó los mejores años de su vida y en la que pasó los mejores de ella, según lo comenta él mismo en el libro que publicó contando todos los avatares de su carrera profesional de casi 40 años.

Macucho, como era conocido en su pueblo, no cesó de aportar y subir las escalas de la jerarquía institucional desde el momento en que empezó a trabajar. En esa carrera ocupó casi todos los cargos posibles, fue Interventor de Correos en Uyuni, Inspector Nacional de Correos, Jefe del Departamento de Transportes, Administrador de Correos en Tarija, Administrador de Correos en Santa Cruz, Director Nacional de Capacitación, Administrador Principal de Correos de La Paz, antes de ocupar el cargo máximo de la institución.

Su catapulta más importante fue la creación de los correos expreso Ultima Hora, basados en el servicio de flotas, y que tenían en su inicio más de imaginación y buena voluntad que de base técnica, aunque ya mostraban algunas características de los temas que le preocupaban: la eficiencia y la rapidez. Desde entonces siempre estuvo apuntalando y mejorando los servicios expresos para servir mejor a los usuarios, al tiempo de no doblegar a su institución ante el embate de los nuevos correos de origen transnacional como Federal Express, DHL y otros, que golpearon duramente a los tradicionales, inseguros y lentos correos nacionales. En esa marcha no desmayó en el mejoramiento del Correo Expreso y de los EMS (Express Mail Service) que ahora dan la cara de modernidad de nuestros correos nacionales.

Tanto por su experiencia personal como la del conjunto de los trabajadores postales, una de sus mayores preocupaciones fue siempre su capacitación, la del resto de los recursos humanos y la tecnificación de los servicios. De manera personal no perdió oportunidad para capacitarse contínuamente. Se recibió como Técnico Postal de Nivel Medio en Buenos Aires y, desde entonces, siguió formándose en cursos, talleres y seminarios en diferentes países del mundo, principalmente: Brasil, USA, Costa Rica y Paraguay. Lo aprendido fuera del país fue siempre objeto de réplica para el resto de los trabajadores con los que tenía relación de trabajo.

Comprendió en su momento que para tener un buen servicio postal era imprescindible seguir patrones y normas internacionales, por lo que no vaciló en estrechar vínculos y conseguir apoyo de los organismos internacionales que dan las pautas a los servicios de correos, principalmente la UPU (Unión Postale Universal) y la UPAE (Unión Postal de las Américas y España) con las que estuvo estrechamente relacionado durante toda su carrera. Por lo mismo, no fue un correista centrado únicamente en la fluidez del servicio interno, sino que buscó internacionalizar los servicios postales, lo que lo llevó a mantener estrechas relaciones con correos de otros países, con cuyos directivos mantenía una comunicación permanente.

En agosto de 1989 fue posesionado como Director General de Correos y, entonces, pudo culminar algunas de las actividades que lo tenían en vigilia. Siempre luchó por dar mayor autonomía al correo y dar mayor descentralización a los servicios locales. El 9 de octubre de 1990 y con la presencia del Presidente de la República, Jaime Paz Zamora, se dio la creación de la Empresa de Correos de Bolivia (ECOBOL) como Empresa Pública de Administración Descentralizada, con personalidad jurídica propia, de la cual fue su Director Fundador.

Desde ese puesto de expectativa, Macucho continuó con las tareas que siempre lo inquietaron: más eficiencia y más seguridad para los correos. Resultan anecdóticos los múltiples casos de lucha anticorrupción en los que estuvo comprometido, poniendo en riesgo su propia seguridad personal. Siguió, también, dotando de mayor comodidad e infraestructura a las oficinas de correos. Estrenó edificios en Sucre, Tarija y Villamontes y, el 20 de julio de 1992, hizo la entrega de la Casa de Correos de su pueblo natal, Capinota.

Hasta ese entonces y, para los que tienen memoria, los correos capinoteños funcionaban en la casa de la familia Castro. Fue Don David Castro el encargado del correo local por decenios, hasta el día de su muerte. Posteriormente los servicios fueron flaqueando hasta prácticamente desaparecer. La Casa de Correos fue un estímulo, pero no lo suficiente para mantener el servicio en la Provincia; pero ese es tema de otro artículo.

En su libro, Mario Rosales nos entrega su propia historia ligada a la historia de los correos de Bolivia. Está escrita en un estilo simple y coloquial, con muchas fotos que ilustran de manera muy gráfica lo que han sido los correos bolivianos en los últimos 40 años. El libro lleva el nombre de “Mi paso por el correo de Bolivia”, impreso en la Planta Gráfica de la Editorial Serrano, 2010, Cochabamba, Bolivia.

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Rubén Maldonado escribe sobre el impacto ambiental y social de la fábrica COBOCE en Capinota

Desde hace algún tiempo circula el libro “COBOCE historia de un fraude”, escrito por Rubén Maldonado Urquieta, quien se define como investigador autodidacta, dedicado a profundizar en algunos temas relacionados con su pueblo natal.  Anteriormente escribió “Origen etimológico de Capinota: “Los soras” en los siglos XVI y XVII”; y “Capinota, historia del ancestro de una sociedad de ayer para una sociedad de hoy. 1923-1952”, que toca temas relacionados con los cambios en la nueva sociedad capinoteña.

Rubén Maldonado nació en Capinota el 12 de Diciembre de 1923.  Cursó estudios hasta quinto básico en la escuela Víctor Barrientos de la misma localidad.  Durante su vida activa ha sido  Subprefecto y Honorable Alcalde Municipal de la provincia Capinota, en 1952; y  Subprefecto de la Provincia Quillacollo, en 1953. Trabajó como Notario de Fe Pública y como  Administrador de la Renta, en Cochabamba.  En 1987 fue nombrado Jefe Regional del Instituto Nacional de Cooperativas (INALCO) de Cochabamba.  Antes de su retiro de la vida laboral activa fue  Director de Finanzas, de la Honorable Municipalidad de Capinota (1995).

En el libro que ahora presenta Rubén Maldonado, trata de mostrar los graves perjuicios que ha significado para la provincia la apertura de la fábrica de cemento COBOCE, desde su gestación hasta nuestros días.  Daños que se expresan en el impacto ecológico y en el casi ningún ingreso a las arcas municipales por concepto impuestos directos de ningún tipo, ni como compensación ni como regalías.

Según el autor, COBOCE ha abusado durante más de 40 años de la tolerancia del pueblo capinoteño que cifró esperanzas en esta industria, mismas que debieran verse plasmadas en mejores ingresos para salud, educación y la misma agricultura.  Por el contrario, los pobladores que son los únicos dueños de los yacimientos mineros explotados por COBOCE, además de la tierra y el agua que esa empresa aprovecha, se sienten ignorados y desposeídos de estas riquezas.

“Todos estos antecedentes –dice el autor- me han provocado una verdadera pesadilla, como si estuviera soñando con los ojos abiertos”…  Continúa más adelante: “En el problema de depredación, donde interviene el impacto sobre el medio ambiente provocado por el hombre, será necesario efectuar con mucha seriedad e imparcialidad una auditoría técnica y medio ambiental que establezca los daños y consiguientemente pedir el resarcimiento correspondiente, conforme a disposiciones vigentes”.  “De la misma forma –dice-  tendrá que exigirse el cumplimiento de disposiciones pertinentes en lo referente a la Ley General de Cooperativas, el Código Minero, Ley del Medio Ambiente en actual vigencia”.

“Estos temas que tocamos en forma precedente –en el libro en cuestión- deberían llamar a una reflexión profunda por parte de todos los ciudadanos de la Provincia de Capinota, incluyendo el Municipio de Sicaya, organizaciones cívicas, autoridades, sindicatos campesinos y agrarios, el pueblo mismo sin distinción debe organizarse y conformar una Institución Cívica Interinstitucional junto a las autoridades departamentales y nacionales que promuevan y busquen soluciones que beneficien al sector, y no esperar a que se produzca una catástrofe de consecuencias irreversibles que pudiera lamentarse”.

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El cadáver de Leonardo, Premio Erich Guttentag

El escritor capinoteño, Luis Minaya Montaño, escribió en 1999 el libro “El cadáver de Leonardo”, que fue publicado por la Editorial Los Amigos Del Libro y por el que recibió, en ese mismo año, el prestigioso Premio Erich Guttentag. El libro consta de 390 páginas y ha sido comentado en múltiples ocasiones por diferentes críticos literarios. En la oportunidad transcribimos las opiniones del periodista Hernán Maldonado, también de ascendencia capinoteña, quien escribe desde Venezuela artículos de política, sociales y deportes en su página web Tierra Lejana http://www.tierralejana.com/main.htm. El artículo en cuestión fue escrito el 17 de noviembre de 1999 con el siguiente texto:

EL CADAVER DE LEONARDO

Por Hernán Maldonado

 Miami – Nadie que haya vivido intensamente los años de las décadas del 60 y el 70 en Bolivia podría decir que ha sido ajeno al drama que vivió el país en esa larga noche que empezó aquel 4 de noviembre de 1964.

Fueron 20 años intensos, más de frustraciones que de satisfacciones. En ese lapso – con decenas de desaparecidos, muertos y cientos de presos, confinados y exiliados – se perfiló la moderna democracia boliviana que hace apenas un mes celebró otro año de su adolescencia.

Todos esos compatriotas de esos tiempos hoy cargan canas, crían nietos y todavía, como entonces, anhelan para éstos mejores días que las que les tocó vivir aferrados a esperanzas, a quimeras.

Y se luchaba contra el gobierno militar desde la universidad, desde la oficina, la fábrica, la mina, desde la calle. El país se había atomizado. El único «partido político» unido eran las fuerzas armadas con grupos de civiles co-gobernantes, más interesados en la prebenda que en servir al país.

Los derrocados con Paz Estenssoro y encarcelados ese 4 de noviembre no entendían como otros movimientistas estaban aún en el poder con el general Barrientos. Ni como otros ex movimientistas recientes como los que conformaban el PRIN y el MNRI, y que habían contribuido al defenestramiento de Paz Estenssoro, seguían en la oposición, perseguidos como aquél.

Y a la vuelta de la esquina, tampoco era muy comprensible cómo es que enemigos supuestamente irreconciliables como el MNR y FSB pasaban a cogobernar. Y más terrible aún, cómo es que el derrocado ignominiosamente hace 6 años volvía en triunfo al país abrazado a sus derrocadores.

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Luis Minaya escribe en torno al Premio de Novela 2011

El escritor de origen capinoteño, Luis Minaya Montaño, envió una carta, con relación a los desubicados comentarios de Wilmer Urrelo, quien fungiera como Presidente del Jurado del Premio Alfaguara, en sentido de que , con excepción de la novela ganadora, todas las demás estaban mal escritas, desprovistas de estrategias narrativas y con un lenguaje descuidado que debería merecer varias correcciones. El texto de la carta de Lucho Minaya es el siguiente:

“El ojo en tinta

Por Agencias – Agencia. Publicado en Los Tiempos, 13/11/2011. 

Por Luis Minaya*

Les debo una disculpa a Pepearana, Camila, Tílito y Julieta por someterlos a una humillación que no se merecen. Cualquier tardecita nos iremos a tomar un café para comentar el desenlace de nuestra aventura literaria.  Ya escucho los comentarios urticantes de Pepearana, que a pesar de su cinismo es un gran tipo. Julieta oscilará entre sus criterios de mujer moderna y despabilada con los de su irreprensible vocación maternal. Y mi preferida Camila me dirá, “no te hará mal una dosis de humildad. Nada de lamentos. A llorar al río y a seguir adelante”. Lo sé, mis hijos ficticios me lo perdonarán todo, pero igual les debo una explicación.

Mi responsabilidad es haberlos involucrado como protagonistas de “Warisata Times”, una novela sobre la vida de un profesional boliviano nacido ganador,  que de pronto se halla víctima del sistema político global al que defendió con tesón. Luego de varios años de inexplicable cautiverio, un día se halla libre en una calle de Madrid, sin identificación y vacío de poder personal. Es un don nadie indocumentado, luego de haber sido un Don Todo, al que le toca exigir justicia para recuperar su identidad moral y cívica.

La novela no tuvo suerte y hace parte de las otras 39 que el jurado del Premio Nacional de Novela ha condenado al tacho de basura “porque no presentan ni el cuidado necesario en el trabajo del lenguaje ni en la estructuración y utilización de estrategias narrativas ni en la complejidad de mundo”. Les explicaré a mis hijos ficticios que la novela de un escritor consagrado y veraz como Ramón Rocha Monroy ha corrido la misma suerte, lo que me alivia el padecimiento. Y les recordaré algo que me honra, haber ganado el Premio de Novela Erich Guttentag con “El Cadáver de Leonardo”.

Pepearana afirmará burlón que  la declaración del jurado resuena como un fatídico dictamen del Santo Oficio. Julieta indagará si las complejidades del mundo sirven de justificativo. Se desatará entre nosotros una discusión sobre teorías narrativas, que la delicada Sung Go escuchará impaciente; detesta debatir sobre los patriarcados morales y normalizadores.

Será Camila –el ángel de la historia– la que ponga el dedo sobre la llaga cuando reclame por mi infidencia, por haber usado sus vidas para aspirar a un premio. ¿Tan poco valemos para ti?

No Camila, si me presenté al concurso fue por acercarme un milímetro a las novelas que iluminan nuestro imaginario nacional, como ocurre con “Repete”, de Céspedes; “Juan de la Rosa”, de Aguirre; “Raza de Bronce”, de Arguedas; “La Chaskañawi”, de Medinacelli; “Yanakuna”, de Lara; “Socavones de Angustia”, de Ramírez; “Felipe Delgado”, de Saenz; “Los deshabitados”, de Quiroga Santa Cruz. Esa es mi meta como escritor; no hay recompensa más importante que esa, Camila.

Demasiado ambicioso, demasiado humano, me reprochará Sun Go Han. Y tendrá razón. Al cabo de otros intentos explicatorios  mis hijos ficticios se darán cuenta de mis torpezas y me darán un abrazo y me sentiré contento. Lo intentamos, y eso es lo bueno, dirá la filosófica Julieta. El cáustico Pepearana me dejará perplejo –como tantas veces– cuando me compare con los campesinos del Tipnis a los que una patrulla policial intentó meter en el tacho de basura de la historia.  “Pepearana, ¡¡¡pero qué cosas dices!!!”, protestará su enamorada Julieta. “Fíjate como le quedó el ojo”, le responderá señalándome la cara.

Sung Go Han concluirá el debate diciendo que nadie habría quedado con el ojo en tinta si el jurado alegaba que dado el excelente nivel de las obras presentadas se abstenía de mencionar a ninguna, para no discriminar.

Exonerado de culpas por mis hijos ficticios retornaré a mi mesa de trabajo para atender a los ángeles, a las ninfas, a las musas, a los fantasmas y a los demonios que de tanto en tanto me visitan para conversar sobre cosas bolivianas.

*El autor es escritor 

lumimo@gmail.com”

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Rosario Quiroga reedita novela juvenil

Rosario Quiroga de Urquieta, es una escritora con esencia capinoteña. Desde hace más de 40 años  tiene estrecha ligazón con el pueblo. Allí trabajó  en sus primeros años de profesora de literatura y se casó con un médico capinoteño. Allí tiene su segunda casa y un pequeño terreno donde se solaza, se dedica a la jardinería y al trabajo comunitario. Charo Quiroga ya es una escritora con amplia trayectoria. Cuenta con varias obras escritas. El día 24 de agosto presentó, en la biblioteca del Centro Simón I. Patiño, tres de ellas: “Las sirenas de Ulises”; “Del tiempo de la abuela Candelaria”; y la segunda edición de su novela “Amaru Mara”.

 Nos interesó ésta última como tema de comentario, para lo cuál nada mejor que transcribir lo expresado por la Ensayista y Gramaticóloga, Rosario del Carmen Mostajo, de la Unión  Nacional de Poetas y Escritores de Cochabamba, quien en el momento de presentar la obra expresó lo siguiente: “La acogida de la primera edición ha sido el aliciente para que  la autora se lance a la segunda. La trama da para hacerlo porque AMARU MARA es una obra extraída de la aguda observación del entorno y materializada por medio de una hábil narrativa.

 Algunos consideran a la novela corta un género menor, mas ello no significa que la brevedad novelesca deje de ser crítica y reflexiva, con mayor razón si la que ahora se presenta, desnuda ciertos pruritos nacidos al calor del ignorante prejuicio, así como las experiencias juveniles diseñadoras del andamiaje que habrá de consolidar la madurez.

 AMARU MARA posee los recursos narrativos esenciales que hacen de ella una obra fácil y digerible, pero no pronosticable en su desenlace. Con cuánta razón Julio Cortázar sostenía que la novela corta es un “género a caballo entre  el cuento y la novela”.

Cabe recordar que en la novela los relatos en muchos casos contienen extenuantes digresiones, la estructura de los personajes merece exhaustivos análisis descriptivos, exegéticos y justificativos. En cambio, la novela corta, sin ser contradictoria a la primera, se caracteriza por la cortedad de su extensión, mucha flexibilidad y la reducción del desarrollo material  de la historia en una suerte de síntesis; extremo que obliga al lector a concentrarse en cada línea, merced a que resulta sustancial e ineludible para la total comprensión de la historia.

Son justamente las limitaciones espaciales que hacen de la novela corta un género exigente y complejo en que la condensación desempeña un papel primordial, sin afectar la continuidad de su avance para que no se torne confuso o quede trunco. Eso acontece en esta novela, relatada en primera persona, que comienza in medias extremas res o principio abrupto, denominado así porque se inicia la acción cuando ella ya está en progreso evolución sin previa presentación de los personajes.

Otra característica es la alteración del decurso temporalización anacrónica que se representa en retrospectiva o analepsis, sin olvidar apariciones episódicas de los personajes que, por medio de aquélla, completan la historia.

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Toribio Rocabado Castro presenta un nuevo libro

El emprendedor Director de Radio Magnal de Capinota, Toribio Rocabado Castro, acaba de presentar un nuevo libro en la ciudad de Cochabamba, patrocinado por la Alcaldía Municipal de Capinota y COBOCE. Es el cuarto libro que presenta al público; dos de ellos dedicados a la educación, promoción de valores y el fortalecimiento personal, especialmente de los jóvenes.

Con relación a ésta última publicación el periódico Opinión, en su edición del 20 de julio del 2011, decía textualmente: “Recientemente presentado en encuentros académicos, circula “¿Por qué soy pobre, papá?”, obra del escritor cochabambino Toribio Rocabado Castro. Editado en Kipus con el patrocinio de la empresa Coboce Cemento, el libro tiene el objetivo de “dejar de lado la pobreza y acercarnos a la riqueza a través de una pedagogía de vida, mediante un enfoque descolonizador y desdominalizador, con técnicas formativas y reflexiones profundas”, según se indica en la presentación. El ensayo está conformado por once capítulos con títulos como “Estudiar la realidad y descifrar sus códigos”, “Las finanzas familiares” y “La disciplina mental como estrategia definida”.

 “Este libro es una herramienta para conocer, comprender, analizar y emprender acciones para revertir los códigos negativos hasta convertirlos en códigos positivos. Para ello es necesario tener un sistema educativo descolonizador, desdominalizador que garantice el cambio en estructuras” manifiesta su autor.

 Rocabado es técnico superior en Administración de Empresas, licenciado en Ciencias de la Educación, Comunicación Social y maestro titular por antigüedad.

Ha desempeñado cargos importantes en unidades educativas secundarias y de educación superior, además de medios de comunicación impresos y radiales. Es conferencista y autor de “Romidan. Poemas después del silencio” (1998), “Ibio. Vivencias del alma” (2001) y “Educar para la vida o instruir para vivir” (2009)”.

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El valle encantado de Edgar Claure Paz

Por: Rosario Q. de Urquieta

Se dice  que  para justificar su paso por la vida terrena, el hombre debe  tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro, quizá así  también lo concibió  Edgar Claure Paz, sin embargo al leer el libro vemos que sus motivaciones van más allá  de ese objetivo.

“El valle encantado” está conformado por una serie de relatos  nutridos de las aguas rumorosas y coloquiales  que salen de la boca terrosa del  cántaro sempiterno  del ayer.

Desandar el camino, volver  la mirada que atrape cada instante significativo de lo ya vivido, es cobrarle a la memoria el rédito del recuerdo. Recordar es volver a ver. Eso hace Edgar Claure.

De entrada, está el hombre ostentando  un perfil que traza su identidad en la certeza de saber de dónde viene y quién es: viene del valle encantado que se llama Capinota, cuya geografía que  de norte a sur no hace sino regalar un paisaje que es un efluvio para la vista y  el espíritu, ¿quién es?, es un capinoteño o lo que es lo mismo se siente hijo legítimo de esa tierra.

            El libro editado por ABC, está prologado por Luis Ramiro Beltrán. En la solapa posterior  va impreso  un poema  del inolvidable poeta  boliviano Oscar Alfaro, que sirve  de motivación  para ese viaje al pasado. La contratapa  lleva una síntesis a la altura de la sapiencia literaria  del querido y admirado escritor Armando Soriano Badani.

El autor recupera  personas, personajes: José de Capinota, Ceñora Nati, Candidato a diputado, el abuelo, etc., cuyas vidas tipifican, describen o caracterizan una conducta, que en definitiva  constituye la idiosincrasia o, un modo de ser  en un tiempo y espacio definidos.

Fiestas y costumbres, creencias, supersticiones descritas con colorido y el gracejo propio  de cada circunstancia. El lector disfruta de: La fiesta y el Juturi, El tinku, El sábado de carnaval, etc.

“El tren” una maquinaria, un objeto inanimado cobra vida por la descripción  de detalles,  los  que se insertan en el pulso de la percepción total de los sentidos. Así la simple cosa adquiere  una dimensión humana porque es capaz, a través del recuerdo, de revivir sensaciones que hacen palpitar la memoria afectiva, que es la más fiel y leal y que no se agosta con el tiempo, el que deteriora otros datos  más objetivos. 

La lectura de “El Valle encantado” ofrece un estado de paz interior, un solaz entretenimiento salpicado  de  momentos de gozo por la picardía, las ocurrencias que se narran en las anécdotas  que caracterizan a un contexto y sus habitantes.

El autor Edgar Claure Paz ha inmortalizado sus vivencias  gracias a la palabra escrita que sobrevive al tiempo, bien por él.

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Médico capinoteño escribe sobre el Libertador Simón Bolívar

Carátula del interesante libro presentado por Ramiro Becerra Márquez

Un interesante libro sobre el Libertador Simón Bolívar fue escrito por Ramiro Becerra Márquez, médico ginecólogo de profesión y escritor de afición. El libro, que lleva el sugerente título de “La enfermedad que mató al Libertador Simón Bolívar”,  fue impreso en la Editora H&P, de Cochabamba, en 2008. Versa sobre la vida entera de Bolívar, pero se concentra principalmente en la etapa final de ella, en su muerte, cuestionando el diagnóstico que históricamente se ha manejado sobre la causa de la misma: la tuberculosis.

En formato sencillo y con prosa amena el Dr. Becerra hace un recorrido por las principales etapas y las más fuertes influencias que recibió el Libertador. Como él mismo lo dice, constituye un esfuerzo para develar las facetas desconocidas de su vida, mismas que requieren de mayor investigación y estudio.

En las páginas de este libro –dice el escritor- conoceremos la dimensión humana del Libertador, sus verdaderas acciones y reacciones de hombre de su tiempo y de su mundo. Analizaremos lo que fue su niñez y juventud, lo que fue su pensamiento político, lo que fue su vida romántica, sus momentos de gloria y, finalmente, mostraremos un análisis y una investigación médica e histórica de la enfermedad que lo mató.

En la introducción, el autor confiesa que siempre sintió admiración por la figura del egregio venezolano, como héroe y como ser humano, como aquel que siente, sufre, se alegra, llora, envejece, enferma y muere. Al mismo tiempo dice sentir repudio por la deslealtad y la traición,  sentimientos y personajes que acosaron al Libertador a lo largo de su trayectoria libertaria, hasta convertirlo en un paria en su propia patria.

Los largos caminos recorridos para liberar cinco naciones, las incomodidades, los sinsabores, la ingratitud y la traición fueron factores de riesgo que lo llevaron a la enfermedad y a la muerte irremediable. Todos estos factores no solo lo maltrataban físicamente sin descanso, sino que lo aniquilaban psíquicamente de manera lenta, por lo que, sin esperanzas, dejó que su enfermedad siguiera su curso haciendo presa de su cuerpo debilitado y de su mente atormentada.

En el último capítulo, que es el eje del libro, Ramiro Becerra, demuestra con capacidad analítica y con excelente manejo de la metodología clínica, que la muerte del Libertador no se debió a la tuberculosis pulmonar, como lo han sostenido ahora los historiadores, sino a una amebiasis hepática complicada con amebiasis pulmonar, enfermedad que se descubrió 35 años después de la muerte del Libertador.

Al tiempo de lograr su objetivo cuestionador el libro trata, en última instancia, de mostrar la historia de gloria, muerte y desolación del más grande latinoamericano como ejemplo testimonial y orientador para nuestra juventud, principalmente boliviana.

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Siwar Mamani presenta su primer poemario

Tapa del poemario de Siwar Mamani

Siwar Mamani, que es el seudónimo de Reynaldo Llanos Mamani, un joven poeta capinoteño, acaba de presentar su primer libro de poemas en ceremonia realizada el jueves 16 en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO) de la UMSS.

El libro lleva el título de Poemario El Provinciano: “Poesía, lenguaje del alma”, dedicado enteramente a Capinota, con las siguientes palabras: “El cuaderno de poemas lo dedico a Ella que es Tierra, Familia, Madre y la causa de mi existencia “Capinota””.

Fue impreso gracias al apoyo de la cooperativa de cemento COBOCE, por cuyo auspicio tuvo que soportar una enorme publicidad que afea la tapa. Para remache tiene otra publicidad en la contratapa posterior. Demasiado notorio el apoyo de esta empresa.

La presentación contó con numerosa asistencia, principalmente de estudiantes de ciencias sociales, que escucharon al autor y a Rosario Quiroga de Urquieta, quien fue la encargada del comentario central.

Al final de la ceremonia hubo un Guarapo de Honor, acompañado de un k’allu y de papawayk’u capinoteño.

El libro en cuestión tiene el prólogo escrito por el Presidente de COBOCE, Edwin Tapia Frontanilla, quien se refiere a la obra en los siguientes términos: “Entre los géneros literarios, el que permite lograr las mayores profundidades, es la poesía. Los poetas pueden penetrar en el espíritu de los pueblos y de las personas, para descubrir las manifestaciones más sublimes pero, también, las que en algunas circunstancias degradan el nivel humano. Hay quienes relatan con maestría asombrosa los sentimientos, las proyecciones que se pueden dar en ese ámbito en el que la gente ama y sufre.

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